Hablemos del rol después del rol. Uno de los aspectos más complicados una vez terminamos una partida es precisamente hablar de ella. Tras la sesión y apartando todo lo relativo a las mecánicas de juego, lo que nos queda a los participantes, sean Jugadores o DJs, son momentos inolvidables, graciosos, tensos o tristes. Y es precisamente cuando tratamos de explicar esos momentos cuando llega mi reflexión: El rol no es trasladable fuera de su propio medio.
Y es cuando tratamos de explicarle cualquiera de esos momentos a un tercero, alguien ajeno a la partida, cuando nos damos cuenta de que, precisamente, los únicos que pueden comprender ese momento son aquellos que lo vivieron en primera persona. Incluso las partes más cómicas o tristes no tienen la fuerza que deberían cuando nos limitamos a narrarlas fuera del contexto de la propia partida y todo lo vivido en ella. El rol es, en cierto sentido, una forma de mitología moderna.