23 mar 2021

Seis hechizos para destruir el mundo

“Estoy segura de que el sonido típico de las tabernas y mesones, ese murmullo, arrullo de muchedumbre, tiene un nombre que aún no conozco. Quizá debería apuntarlo para investigarlo luego.” Ese tipo de pensamientos siempre le surgía cuando tenía la mente ligeramente dispersa. Ante Nami se encontraban minutos antes sobre la barra del mesón el montón de libros, apuntes y anotaciones sueltas que estaba estudiando. En realidad era demasiado para llevarlo encima de forma constante, pero eso no la desanimaba en absoluto a continuar sus estudios.


Ese tío quizá pueda saber algo. Tiene pinta — Le dijo el propietario del lugar, un tipo ancho pero con cara confiable, de tener criterio que diría ella, mientras pasaba por su lado apilando vasos y jarras — He visto tus notas, parecen cosas de magos — Comentó mientras señalaba con el cabo del trapo sus hojas, algunas sobreanotadas y borrosas y hacía un gesto de ligera desconfianza con el ceño.


¡Saludos! Lo que estás a punto de leer es un wombocombo de semilla de aventura y material para tus partidas pero en formato narrativo por ser extracto de mi propia ambientación. Puedes usarlo como inicio de aventura o el material que se menciona por sí solos. Si quieres más, estamos en TwitterFacebook e Instagram y hay otros artículos similares a los que puedes echar un ojo.


Nami no tiene tanta pinta de hechicera como de estudiosa. Es una chica joven, larguirucha de complexión delgada. Sus ojos son de un azul infrecuente, casi gélido, y su pelo aún tiene mechones del mismo color, a pesar de que hay muestras evidentes de que ha sido teñido de negro en su moño despeinado. Su ropa era amplia salvo por la zona de las muñecas, donde se ceñía la tela azul cobalto.

Echó un vistazo a su espalda. De todos los aventureros del mesón, aquel al que se refería el tabernero era fácil de encontrar. Se le veía tranquilo, no discutía con nadie… pero sobre todo estaba sólo. Nami recogió casi apelotonadamente sus hojas y tomos, los recogió entre sus brazos mientras se dirigía hacia su mesa, dejando un par de monedas en la barra. Era altamente probable que tanto el tabernero como el tipo de la mesa hubieran hablado de forma previa a que ella supiera de su existencia, ocurría con frecuencia y ella siempre pensaba que la información debía pagarse.

En el camino hacia la mesa y tratando de observar al futuro contertulio se tropezó dos veces, se tocó las gafas con los dedos llenándolas de huellas y casi se le caen todos los libros que salvó con una pirueta absurda digna de la más humillantes de las vergüenzas ajenas, pero logró llegar hasta la mesa, desplomar todo lo que llevaba en los brazos y sentarse a limpiar las gafas.

He oído que vas buscando algo… — Dijo el hombre que tenía enfrente con un acento que, desde luego, no era de los pueblos cercanos. Tampoco lo era el de Nami, no tenía prejuicios con ello.

Me han dicho que tú podrías ayudarme.

Cuando recolocó sus gafas, por fin pudo observar más de cerca al supuesto informante. Un tipo de ojos rasgados, con la piel clara pero curtida por el combate, cabello largo y negro y mirada más avispada que el resto de personas con la que solía lidiar en otras investigaciones. Éste tipo sabía algo y, de alguna forma, sintió que debía confiar en él, y sabía que por el ruido de la taberna, el murmullo sin nombre, nadie escucharía su conversación.


Si te cuento, no puede salir de aquí. Tienes pinta de aventurero. ¿Un gremio? — continuó ella mientras ordenaba sus hojas, metidas entre páginas clave de los libros de notas, echando vistazos rápidos a su interlocutor.

Sí. Yo y otros, aunque también actúo por mi cuenta si es necesario. — El tipo se apoyó confiado en la silla. No era cómoda, pero aquel gesto la hizo parecer la más confortable del mundo. Por la espada que llevaba consigo, apoyada en el perfil de la mesa, estaba claramente descansando. Ella no era experta combatiente, pero había visto guerrero de muchos tipos y éste no parecía uno derrotado, y tampoco alguien que entra en un sitio así sin buscar nada.

¿Qué vas buscando tú? — Primero necesitaba una fisura con la que negociar.

Digamos que cosas personales en este caso, fuera del gremio.

¿Yo te cuento y tú me cuentas? Todo entre nosotros, ayuda mutua, y cerramos el trato.

Entiendo que es un intercambio de información. Yo te cuento y te me cuentas, suena bien. Empieza tu — Dijo él.

Hicieron unas presentaciones rápidas. Para ser sincera, Nami no se quedó mucho con el nombre. Le costaba quedarse con las caras y los nombres y era más un proceso que algo que memorizaba de un vistazo. Pero para todo lo demás, podía recabar datos increíbles. Trató de negociar con él quién hablaría primero, pero finalmente terminó cediendo ella, puesto que la información que buscaba era más valiosa, más infrecuente, y menos utilizable por terceros.

Verás, resumiendo brevemente, desde que tienen memoria los magos han notado irregularidades en la magia. Zonas en las que se debilita sin motivo y otros lugares donde la magia es mucho más poderosa…



¿Eres hechicera?

No exactamente. Bueno, sí, se me dan bien un par de trucos relacionados con el hielo, pero prefiero denominarme como una estudiosa de ese fenómeno. Creo que esas irregularidades se deben a que el tejido de la magia está dañado de algún modo.

Continúa — Dijo más interesado el tipo, mientras echaba un vistazo a los libros de Nami

… Creo que si hubo algo que pudo dañar ese tejido, que no vemos, ni tocamos, podría ser usado de nuevo para quebrar tanto el uso de la magia como los hechizos activos y eso pone en riesgo muchas cosas aquí.

¿Vienes a hablarme de mitología? — El tipo soltó los papeles sobre la mesa, como si de repente no valieran nada.

Tengo pruebas. Ese hechizo aparece junto a otros y cierta mención a objetos, en lugares concretos. Lugares que cuando he visitado ya habían sido saqueados. No es casual, alguien los está buscando, y el resto de hechizos afines, el conocimiento que le rodea, es aún más peligroso. — Nami desplegó un gran pergamino sobre la mesa, sobre las hojas que su acompañante había soltado.

Seis hechizos — Dijo él, pasando la vista por encima, pero claramente sin entender nada concreto.

Seis hechizos para destruir el mundo.


Seis hechizos para destruir el mundo

«Según mi teoría, los seis hechizos han sido o fueron lanzados, pero cuando esto ocurre, cuando uno se emplea, cambian irremediablemente la magia y el funcionamiento de la realidad que conocemos. Eso podría incluir nuestra percepción de que nunca fueron usados o los conocimientos que tenemos de ellos. Nos afecta a nosotros y a otros lugares que ni vislumbramos a conocer.

Los estudiosos de la magia aún no les han dado un nombre rimbombante porque no han sido usados con frecuencia como ocurre con la magia habitual, y aquellos que necesitan de nombres para realizar encantamientos, los que tienen el poder de la palabra, están seguros de que tienen nomenclatura, aunque no la conozcan aún.

Pero todos están más allá de su comprensión. Prácticamente asumimos su funcionamiento por una intuición interna que muy probablemente conoceremos al completo durante el instante de usarlo o al tener consciencia de haberlo hecho. Según esta teoría, si existe, es porque en algún momento han debido de usarse.

A veces tengo la sensación de que los hechizos y su conocimiento se buscan entre sí, y que podrían usarse de forma encadenada para lograr diferentes propósitos, aunque por sí solos son lo suficientemente eficaces como para ser considerados. No pueden ser contenidos en objetos precisamente por su poder con respecto a cambiar el funcionamiento de la realidad… y muy probablemente por ese mismo motivo tiendan a la autopreservación.

Démosle un nombre para hablar de ellos.»









Superposición de mundos
«No estoy segura de que sea un hechizo por sí solo, pero la superposición permitiría reescribir una realidad sobre otra entrelazándolas, manteniendo únicamente ciertos momentos clave, esenciales para las mismas, o incluso crear un límite visible, pero poco lógico para nosotros, alejado de nuestra razón, entre una o varias realidades. Por su tipología diría que puede ser un proceso lento o instantáneo, pero que podría implicar la fusión de consciencias de aquellos seres que habiten ambas realidades, dándoles una nueva visión del mundo en que viven, una nueva comprensión. Suena poco lógico para la limitada razón del humano, pero es una gran arma para los hechiceros, casi tanto como una amenaza para el resto.»

Equilibrado temporal
«Mi sospecha de la falta de conocimiento sobre estos hechizos reside aquí. El Equilibrado temporal permitiría reordenar, eliminar, crear o fusionar diferentes tramos temporales e incluso crear eventos si son coherentes con el marco de realidad donde se use, como por ejemplo el borrado completo de una entidad o concepto del mundo presente, pasado y futuro… y eso incluye provocar la aparición del resto de estos hechizos. Y si esto ocurre, no tendríamos pruebas de su uso.»

Saber la verdad
«Otro hechizo que puede llevarte a los demás. Convierte al lanzador en consciente de la verdad del todo de forma instantánea, todos los puntos de vista, todas las preguntas, todas las respuestas, sea cual sea la duda o el dato, formulado o no, y sus posibilidades. Eso incluye la magia por supuesto, y con ello la formulación del resto de hechizos. Las probabilidades de que alguien común soporte tal carga son nulas, por lo que sobre la base mágica teórica, antes de lanzarlo debería haber ascendido de algún modo, más allá de la forma corpórea y mentalmente limitada que tenemos los demás.»









Quebrar la magia
«Si la magia es más fuerte en un lugar frente a otro es por esto. Según la teoría, la magia es como una red invisible que conecta todo, pero en algunos puntos parece debilitarse o directamente fracturarse. Al igual que cuando empleamos otros hechizos, que manipulamos elementos que aún no están en la realidad, es posible romper ese tejido, forzandolo, sobrecargándolo o a saber cómo. Quizá no sea un hechizo pero sí que sea un conocimiento acerca de cómo lograr esto. Si no lo has pensado aún, una zona inmune a la magia significa una zona donde hechiceros y brujas somos inútiles, y toda aquella magia contenida en objetos también.»

Control de la probabilidad
«Poder controlar las consecuencias de actos antes de que ocurran, y demás el simple hecho de que se den es una responsabilidad increíble. Este hechizo podría referirse al conocimiento previo o a la posibilidad de elegir las consecuencias, pero sea cual sea el hechizo que te permita acceder a ello, es extremadamente peligroso, y de nuevo, podría llevar a los otros dos provocando por ejemplo y por mera probabilidad, hallar los demás o lograr sus efectos.»

Deshacer los hilos
«Igualmente entrelazado con los demás, un hechizo que permitiera deshacer los hilos de tu existencia o de cualquier otro elemento así como de sus actos podría tener consecuencias terribles e inesperadas, pero que podrían ser contenidas si se tiene conocimiento del resto de hechizos. Combinando éste y los conocimientos de los demás es posible plegar la realidad a la voluntad del hechicero.»



El aventurero titubeó con escepticismo e incredulidad tras escuchar tal cantidad de datos de Nami. Ella simplemente esperó, sabiendo que con toda probabilidad le prestaría ayuda.

Sí, suena más grave que lo que yo tenía por contar. Está bien, vamos al gremio, te prestaremos ayuda en medida de lo posible. Veamos qué alcance tiene todo esto.

1 comentario:

  1. Se cuenta que se podía destruir el Realmspace si se lanzase el Avatar de Karsus a la vez sobre Fate de Maztica, Selune y Shar , y en ese momento ejecutar consunción

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