19 dic 2017

Mis primeros dados

Cuando pienso en mis inicios roleros, siempre recuerdo ciertos momentos clave que creo ciertamente que forjaron la forma en que me tomo el hobby y mi visión de la afición. Creo que todos tenemos algún recuerdo de ese tipo, recuerdos que sabemos con certeza que cambiaron nuestra relación con los juegos de rol.



El primero fue mi primer contacto con el “método”, con la forma de jugar a juegos de rol, pero sin ninguno reconocible, el segundo serían las múltiples partidas jugadas posteriormente y cuando comencé a ser consciente de que lo que jugaba era rol. Y el tercero, del que me gustaría hablaros en esta ocasión, el que convirtió a la afición en mi hobby principal, fue cuando compré mi primer d20.

Habitualmente me gusta leer reflexiones de otros autores acerca de los orígenes de sus formas de crear o los elementos que tienen por costumbre introducir en sus juegos. A menudo contienen un sello personal o unos motivos que van más allá de lo meramente creativo para contar algo en específico del autor. Éste último caso es mi relación con los dados y la presencia de ellos en mis juegos y por eso me he animado a escribir este artículo, para contaros un poco más de mi.


En la búsqueda de la posibilidad

Mucho antes de comprar mi primer d20 y de comenzar definitivamente a crear juegos de rol como principal hobby, mis actividades de ocio eran un poco más variadas, yo un poco más joven y con mi tiempo bastante más libre. Me gustaban los wargames y todo lo que conllevaban: montar, pintar, jugar… y me sigue gustando, pero no con los precios y mecánicas de cierta marca muy conocida. De hecho aún conservo mi ejército de la Mano Blanca de Saruman, mientras que mi hermano usaba a La comunidad del anillo junto a caballeros de las Minas Tirith. Invertía bastante tiempo en videojuegos, todos los juegos de mesa que podía y dibujaba muchísimo, y todo con partidas de rol ocasionales pero maratonianas, usando como base un sistema que me enseñó mi primo de básicamente localización de impactos con d6 al que le añadía extras junto con mi hermano. No era raro invertir el mes o dos meses previos al verano para crear un juego que usaríamos diez horas seguidas, cada día, durante los tres meses clásicos de vacaciones escolares. No, mis inicios no fueron con un juego concreto, leí muchísimos y tomé inspiraciones pero no los jugaba aún, eso llegaría mucho después. Pero volvamos a los dados.



En aquel entonces todos mis juegos se limitaban a emplear d6, porque eran los dados que podía coger del parchís y otros juegos clásicos y eran fáciles de encontrar. En aquel tiempo, cualquier dado con más caras se me hacía muy extraño, había visto muy pocos, pensaba que eran difíciles de conseguir y caros, visto el precio que tenía el set de dados de la conocida marca que había comprado hace relativamente poco. Hoy día veo que sólo suelen ser caros.


Hasta que un día ocurrió

Mi tienda habitual de miniaturas y coleccionismo estaba por completo dedicada a la gran marca de miniaturas, con alguna marca aislada de pintura y algo de radiocontrol. Pero un día el propietario, al sólo hacíamos pedir que nos sacara cosas para verlas decidió innovar un poco y colocó en las vitrinas, al lado de muchas miniaturas excelentemente pintadas, un bote de cristal grueso lleno de dados de colores transparentes. Recuerdo perfectamente qué me llamó la atención: Eran los dados extraños, de los de rol de verdad. Fui a casa a por algo de dinero y volví a la tienda. Sesenta céntimos por dado era un precio muy asequible para las posibilidades que podían darme incluyéndolos en mis juegos. Primero únicamente compré un d20 azúl pálido, mi primer icosaedro, pero tras probarlo en casa y ver toooodo lo que podía hacer con él, volví al día siguiente por algunos más, Si la memoria no me falla: 2d8 lilas, 2d8 naranjas, 2d4 amarillos y 2d10 lilas. Nunca he tenido una economía muy fuerte, y menos de niño, así que valoraba mucho los esfuerzos económicos de mi madre por darme esos caprichos.

Le pinté el 20 en dorado porque tiene una
absurda tendencia a los bajos resultados

Con este pequeño set de dados los diseños, los juegos, todo lo que envolvía a las partidas que jugaba con mi hermano y amigos se fueron sofisticando: Ya podía ampliar posibilidades con un único dado, era rápido, era estético, nos gustaba usarlos para diferentes propósitos y ahí surgió la idea: Crear un juego que los empleara todos en vez de ampliar los diseños que ya teníamos.

Y así, inspirado sobre todo por la saga Final Fantasy (Y concretamente el VIII, de hecho mis primeros diseños separaban las acciones normales del combate, que iba por órdenes, a muchos les sonará el Atacar, Magia, Objeto, Huida) tomé una libreta y comencé a echarle tiempo, mucho tiempo. Leí muchos juegos por entonces, pero especialmente D&D 3.5 fue el punto de inflexión: Usaba todos los dados que tenía, era el juego de rol primigenio y tenía el mismo sistema para acciones normales que para combate, algo que a mi en solitario se me antojaba imposible de realizar. Y a partir de ahí, más juegos, más pruebas, comprar más dados de colores diferentes (Llegamos a tener uno asignado a cada Personaje), la teoría… y comenzar la colección de dados que aún continúo hoy día.


Los dados como elemento rolero

A partir de ese momento y aunque he hecho alguna prueba puntual sin ellos, todos mis diseños contemplan el uso de dados de una u otra forma, me traen buenos recuerdos y me gusta en cierto sentido pensar posibilidades trabajando con ellos, convirtiéndolos a la vez en herramienta y limitante. He tenido muchas pausas en cuanto a aumentar la colección, pero casi siempre que paso por mis tiendas actuales me traigo alguno (o algunos, o hasta sets completos últimamente). Me gusta pensar en cuantas variantes mecánicas pueden lograrse empleando dados y si alguna vez las habremos descubierto todas. Si bien la gran mayoría de juegos de rol los emplean, en mi caso los considero también un sello personal, un elemento que me recuerda qué es lo que estoy haciendo y de donde vengo, de ahí que por el momento no haya planes de hacer nada sin ellos de por medio.


A día de hoy tengo dados de muchos sitios a los que he viajado o me han traído de recuerdo, sets de regalos de cumpleaños o navidad e incluso ya tengo un bote similar al de aquella tienda. Quizá mi colección no sea tan extensa o detallada como la de otros roleros, aún me queda mucho para eso, pero todos los que tengo tienen un significado especial, no sólo como elemento lúdico, también como ítem personal, casi nostálgico.

1 comentario:

  1. Veo por tu post que comenzaste hace poco con esto. Con el 3.5, cuando ya usaba el euro y se jugaba al Final Fantasy VIII. No tiene nada que ver, pero a mi me gusta el rol desde mucho antes y aun asi no tengo tantos dados :)

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