“Estoy segura de que el sonido típico de las tabernas y mesones, ese murmullo, arrullo de muchedumbre, tiene un nombre que aún no conozco. Quizá debería apuntarlo para investigarlo luego.” Ese tipo de pensamientos siempre le surgía cuando tenía la mente ligeramente dispersa. Ante Nami se encontraban minutos antes sobre la barra del mesón el montón de libros, apuntes y anotaciones sueltas que estaba estudiando. En realidad era demasiado para llevarlo encima de forma constante, pero eso no la desanimaba en absoluto a continuar sus estudios.
— Ese tío quizá pueda saber algo. Tiene pinta — Le dijo el propietario del lugar, un tipo ancho pero con cara confiable, de tener criterio que diría ella, mientras pasaba por su lado apilando vasos y jarras — He visto tus notas, parecen cosas de magos — Comentó mientras señalaba con el cabo del trapo sus hojas, algunas sobreanotadas y borrosas y hacía un gesto de ligera desconfianza con el ceño.